No os podéis imaginar el daño que se ha hecho a la
Casa Arizón. Esta casa, edificada por los hermanos Diego, Cristóbal y Salvador
Arizón, fue vendida por la familia, es
cierto, pero obligada por el Ayuntamiento, pues se acordó en un pleno
que se iba a efectuar una expropiación y se le darían cuarenta millones
(la ley
establece la excepcionalidad de una expropiación y la necesidad de
justiprecio).
La familia no quería vender la casa, pero no recibió
ninguna ayuda, solo multas por no blanquear la fachada. Incluso un proyecto
para rehabilitar la parte noble y hacer viviendas en el resto fue rechazado.
Con la amenaza de la expropiación, se presento una sociedad de la que formaba
parte el Sr. Tamames y compró por algo más.
Estaba previsto que se concediera una subvención
para su restauración en 1992, junto con la Cartuja de Sevilla y el Monasterio
de la Rábida, pero no la concedieron, quizás por el revuelo que se montó de
manifestaciones y demás.
Mientras, la casa ha pasado de
mano en mano y, mientras que los propietarios la dejaron sin tocar un azulejo, hoy se han
arrancado todas las puertas y parte de las ventanas, la barandilla de la foto,
que era de caoba y estaba labrada en Indias, desapareciendo también una serie
de puertas antiguas que había en un de los cuartos. Algunas de las puertas eran
imponentes y muy bellas. ha pasado el tiempo y la casa se cae a pedazos,
comenzando por las "casas de marinería" que daban a Banda Playa, lo
que está dejando unos solares estupendos, quizás conseguidos por el
"método Ateneo", que consiste en lograr la declaración de ruina sea
como sea.
Pero, curiosamente, lo que justificaba arrancar a la
familia su casa solar -y perder así las connotaciones históricas que conlleva,
en contra de las corrientes internacionales, que procuran mantener las familias
históricas en su entorno- no parece que sea importante con otros propietarios,
como acaba de demostrarse con la casa del Mazacote que, sin posibilidad de remodelación
para los propietarios particulares, ha pasado a permitirse todo con los
profesionales de la grúa.
Así, dentro de poco, Sanlúcar
se quedara en puerta
de Doñana y poco más, con un Ayuntamiento que mira para otro lado en vez de
asumir su papel y su responsabilidad como cuando, por ejemplo, se denuncia que
se derribó una valiosa nave de la Almona, y se aportan fotos del estropicio. No
vale decir que los técnicos no saben si tiene valor o no; firman lo que sea y luego nos llamamos andana para
que el señor X o el señor Y construyan sus bodrios con las alturas y
volumen que les de la gana, y la Delegación Provincial no sabe o no contesta.
Volviendo a la Casa Arizón, la
que suscribe tiene documentación fotográfica, recortes de periódico y papeles diversos que
prueban todo lo que dice, y mucho más.
Es increíble que la Junta no haya reaccionado con
energía, advirtiendo que un edificio
declarado no puede ser expoliado tan a la vista, pero aún resulta más
asombroso saber que, pese al estado actual de agresión al Patrimonio Histórico
Inmueble, dentro de poco, los mismos Ayuntamientos tendrán delegadas las
competencias en materia de Patrimonio Histórico.
Si vemos fotografías de Francia, Italia,
centroeuropa, etc., se aprecian muchos pueblos y ciudades con perfiles y volúmenes
sin los pegotes de feas construcciones o anillos de cemento. En España ya prácticamente
no queda nada y no hay más que ver el bosque de grúas en cualquier conjunto histórico.
Para no hacer verdad el dicho de que "los
pueblos tienen lo que se merecen", luchemos por salvar nuestro patrimonio
de este nuevo, generalizado y terrible envite especulativo. Si alguien quiere
ponerse en contacto conmigo, enviare toda clase de documentos y fotos de todos
los rincones de la casa, que prueban el gran
deterioro que ha supuesto la marcha de la familia originaria (quedó allí
parte de la biblioteca militar de D. Salvador
de Arizón y Sánchez Fano, que fue Capitán General de Andalucía y de
Galicia entre otros títulos).
Ánimo
en la lucha y estoy con vosotros.
Letizia Arbeteta Mira

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