Continúa el deterioro constante sobre la Casa Arizón,
propiciado, en esta ocasión, por la desfachatez de
considerar como un éxito las obras que allí se ejecutan.
Tales obras, conducentes a la transformación sustancial
del referido monumento, hacen necesaria la acción
decidida de la Administración de Justicia. No olvidemos
que nos estamos refiriendo a un BIC, si tal catalogación
mantiene alguna importancia en la actualidad. Tal acción
pasa, sin lugar a dudas, por la adopción de una
resolución que paralice de modo cautelar las referidas
actuaciones.
¿Por qué la solicitud urgente de la Administración de
Justicia? Por algo tan sencillo como que, ante la
evidente desidia de las instituciones responsables de
velar por la legalidad, sólo la actuación ciudadana, en
este caso de la mano del Aula Gerión de Sanlúcar de
Barrameda, pone en marcha procedimientos tendentes a
evitar la destrucción y expolio del patrimonio
histórico–artístico, en definitiva, su pérdida para las
generaciones venideras. La actuación se concreta en
sendas denuncia y querella –ante lo acuciante del
asunto– en los Tribunales de Justicia, buscando la
solución que no supieron dar quienes desde las
instituciones están obligados a ello.
A tal situación se llega, a la luz de lo observado, por
la falta de celeridad en el cumplimiento de las
obligaciones que la normativa vigente, en relación con
el Patrimonio Histórico Español, impone a las diferentes
instituciones que en ella se citan. Entre otras, la
Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y el
Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda. Y, sin duda, las
personas que tienen –de modo voluntario y remunerado– la
responsabilidad de gestionar tales instituciones. Para
que ello quede manifiestamente claro, habría que
recurrir al brillante informe que sobre el particular
realiza el Defensor del Pueble Andaluz que, en toda su
integridad, se puede leer en la página web de la
referida asociación de defensa del patrimonio.
Pero volvamos a los hechos. Si ya la piqueta del tiempo
ha ido haciendo de las suyas, con el proyecto de
edificación de viviendas y habitaciones para un hotel,
la situación se torna insostenible. La Casa Arizón, a la
finalización de las controvertidas obras, sólo
mantendrá, del esplendor de su pasado y de los motivos
que hicieron que se catalogase como BIC, su
denominación. Bueno, y la copiosa y acertada
documentación que de ella existe en la página del Aula
Gerión. Del resto, a pesar de que se considere un éxito
la permisividad a la hora de avalar su total
transformación, nada quedará. Incluso, si fuésemos
rigurosos, habría que solicitar la retirada de la placa
situada en la puerta que informa sobre su categoría de
BIC, que en mi opinión no es sino un elogio a la
hipocresía.
Así las cosas, y para evitar que el deterioro continúe,
se impone la acción decidida de la Administración de
Justicia, decretando la paralización cautelar de las
mismas, con la exigencia, a todas y cada una de las
personas implicadas, ya sean particulares ya
instituciones, del cumplimiento inmediato de las
obligaciones que la normativa vigente en materia de
patrimonio les exige. Lo demás, carreras de caballos
cansados.
En Sanlúcar, agosto de 2009