La mayoría de los políticos tienen algo en
común. Cuando están en la oposición, o no
han accedido al poder, se muestran muy
cercanos al pueblo, se interesan por los
problemas ciudadanos y no se cortan en
absoluto a la hora de ir o adherirse a
cualquier manifestación, concentración o
recogida de firmas que mínimamente
perjudique a sus adversarios políticos, es
decir, a los que mandan en ese momento.
Obvian que su presencia pueda perjudicar o
desvirtuar el espíritu de la propia
manifestación. Les da igual. Lo importante
es dejarse ver, no lo que se defiende. Hasta
tal punto llegó en su momento ese afán de la
oposición capitaneada por el PSOE en
la anterior legislatura, que, en la
concentración NO A LA DESTRUCCIÓN DE
SANLUCAR de 29 de octubre de 2006, hubo que
prohibir expresamente que ningún político se
subiera a la tarima desde la que los
diversos colectivos sociales,
medioambientales y culturales pedían a
gritos que se parara el expolio urbanístico
y cultural, amparado entonces por el PP, que
estaba sufriendo nuestra maltrecha ciudad.
Cuando los políticos gobiernan, otro gallo
canta. Ya no están tan dispuestos a oír la
opinión popular. Olvidan de pronto lo que
prometieron. Olvidan incluso sus propios
actos. Ejemplo. En el 2005, el PP, en ese
momento en el poder, decidió demoler el
Mercado de Abastos. Una barbaridad propia de
bárbaros. El PSOE, entonces en la oposición,
se opuso tajantemente a esta demencial
decisión. Gracias a las diligencias
realizadas por miembros del PSOE, entre
ellos, por la diputada provincial de Cultura
del momento, Irene García, se consiguió
parar este despropósito. Se tramitó el
expediente de declaración de Bien de Interés
Cultural, con la categoría de Monumento de
Las Covachas, que incluía la protección de
su entorno, formado por una serie de
espacios públicos y privados, entre ellos,
el Mercado de Abastos. En este expediente se
ordena al Ayuntamiento que suspenda las
licencias que hubiese concedido de
parcelación, edificación y demolición en las
zonas afectadas, y se añade que las obras
que por razón de fuerza mayor
hubieran de realizarse en tales zonas con
carácter inaplazable, deberán contar, en
todo caso, con la autorización previa de la
Dirección General de Bienes Culturales. Esto
no es una opinión. Es ley. Hay además más de
5000 ciudadanos que han firmado para que
para que no se lleve a cabo el derribo del
histórico Mercado de Abastos. ¿Qué pasa
aquí?
Sanlúcar de Barrameda, diciembre de 2009